El residente Dan Rose podría convertirse en el primer atleta olímpico de Painted Prairie. Como miembro del Equipo Nacional de Curling en Silla de Ruedas de Estados Unidos, se está entrenando con la esperanza de competir en los Juegos Paralímpicos de Invierno de 2026. Su búsqueda es el resultado de una pasión por los deportes de adaptación que ayudó a Dan a reconectar con su sensibilidad atlética después de un momento que le cambió la vida.
En 2011, mientras cumplía su décimo año en el Ejército, Dan resultó gravemente herido en Afganistán por una explosión que le dejó paralizado del pecho para abajo. Este licenciado en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Wisconsin, en Eau Clare, y ávido deportista de toda la vida, tuvo que enfrentarse de repente a la pérdida de su identidad y a la realidad de vivir con una nueva "normalidad" muy poco familiar. Fue una época dura, pero con determinación y tenacidad, encontró la manera de perseverar.
Dan empezó a practicar deportes de adaptación durante su rehabilitación y aprendió nuevas formas de activar la parte superior de su cuerpo para realizar hazañas atléticas. Este cambio de mentalidad supuso un cambio radical. Le invitaron a participar en un viaje de esquí adaptado a Breckenridge y comprendió que no es que ya no pudiera SER atleta, sino que tenía que enfocar el atletismo de otra manera. Después de ese viaje, encontró una nueva pasión en el curling adaptado y siguió practicando este deporte con un compromiso inquebrantable. En 2024 fue nombrado miembro del equipo nacional estadounidense de curling en silla de ruedas.
Dan reflexionó sobre esa primera experiencia de adaptación en Breckenridge: "Si no hubiera hecho ese viaje, probablemente no me habría mudado de casa de mis padres, no habría conocido a mi mujer y tenido a mi hija, ni habría viajado por el mundo", dijo Dan. "Me cambió la vida a muchos niveles".
Dan comparte su casa de Painted Prairie con su mujer, Lisa, que es profesora. Se conocieron en Wisconsin en 2013, se mudaron a Denver tres años después y se casaron en 2019. Recientemente han dado la bienvenida a su primera hija, Hailey. Su Boxer/Doberman Leila los convierte en un cuarteto. Les encanta explorar los parques y zonas de juegos que salpican Painted Prairie, y han disfrutado conociendo a otros residentes. Hace poco, un vecino que había visto a Hailey tirar un sombrero al suelo, vio a la familia un mes y medio después y se lo devolvió. ¿Qué tal eso de ser vecino?